Los Celtics de Boston llegaron a Detroit con la intención de prolongar su buen momento, pero se encontraron con un equipo local que no les dio respiro. Los Pistons dominaron el partido con autoridad, venciendo 117-97 en un enfrentamiento que dejó en evidencia algunas falencias de los actuales campeones. A pesar de la ausencia de Jaylen Brown, los Celtics contaban con Jayson Tatum y un equipo que venía de ganar seis juegos seguidos, pero Detroit supo cómo neutralizarlos.
Un Inicio Arrollador de Detroit
Desde el salto inicial, los Pistons impusieron su ritmo y dejaron claro que no iban a dejarse intimidar por Boston. Con un arranque demoledor de 13-2, los locales sorprendieron a unos Celtics que tardaron en reaccionar. Sin embargo, la calidad individual de los visitantes les permitió cerrar el primer cuarto con una leve ventaja.
El segundo periodo fue donde Detroit comenzó a marcar diferencias. Malik Beasley, quien salió desde el banquillo, tomó el protagonismo con una serie de triples que desestabilizaron la defensa de Boston. Cade Cunningham manejó el ritmo del partido con inteligencia, combinando anotaciones con asistencias precisas que permitieron a su equipo despegarse en el marcador.
A pesar de los esfuerzos de los Celtics, que intentaron mantenerse en juego con lanzamientos de larga distancia, su puntería no fue la mejor. La primera mitad terminó con ambos equipos empatados a 55, pero las sensaciones favorecían a los Pistons, que parecían más ordenados y efectivos en ambos lados de la cancha.
El Tercer Cuarto, Clave Para El Dominio de Los Pistons
El descanso no cambió el rumbo del partido. Si bien Boston intentó ajustar su defensa, Detroit fue implacable en la reanudación. Beasley siguió encendido desde el perímetro y Cunningham encontró los espacios para hacer daño con penetraciones y tiros desde media distancia.
El tercer cuarto fue un desastre para Boston, que permitió 35 puntos mientras apenas logró anotar 24. La defensa de los Pistons también mostró su mejor versión, limitando a Tatum y obligando a los Celtics a tomar tiros forzados. Jalen Duren se hizo fuerte en la pintura, capturando rebotes clave y aportando anotaciones cerca del aro.
Con una ventaja de 90-79 al inicio del último periodo, Detroit olió la sangre y no bajó la intensidad. Un parcial de 8-0 en los primeros minutos del cuarto final terminó de sepultar cualquier esperanza de remontada para Boston. La diferencia llegó a los 23 puntos y el partido quedó prácticamente sentenciado antes de los últimos cinco minutos.
Beasley Y Cunningham, Los Líderes de la Victoria
El gran protagonista de la noche fue Malik Beasley, quien salió desde el banco para anotar 26 puntos en solo 22 minutos de acción. Su efectividad desde la línea de tres fue crucial para abrir el marcador en momentos clave.
Cunningham también tuvo una actuación sobresaliente, logrando un doble-doble con 21 puntos y 11 asistencias. Su capacidad para generar juego y encontrar compañeros abiertos fue fundamental para que los Pistons tuvieran un ataque fluido.
Por su parte, Jalen Duren también dejó su huella en el partido con 13 puntos y 11 rebotes, dominando la zona pintada ante un equipo de Boston que no encontró respuestas en la segunda mitad.
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Una Derrota Que Deja Dudas en Boston Y Un Detroit Que Sigue Encendido Y Apunta Alto
Para los Celtics, esta derrota es un llamado de atención. A pesar de ser uno de los equipos más sólidos de la temporada, la falta de intensidad defensiva y la dependencia de los tiros de tres puntos quedaron expuestas. Boston intentó 49 triples, de los cuales encestó 21, pero su porcentaje general de campo fue apenas del 41%.
Jayson Tatum fue el mejor anotador de los Celtics con 27 puntos, pero no tuvo el apoyo suficiente para sostener a su equipo en el segundo tiempo. Derrick White y Payton Pritchard contribuyeron con 18 unidades cada uno, pero el equipo en general se vio superado físicamente y mentalmente por un rival que jugó con más hambre de victoria.
Con este triunfo, los Pistons extendieron su racha a ocho victorias consecutivas, la más larga para la franquicia en 17 años. El equipo ha encontrado una identidad basada en la intensidad defensiva, el juego colectivo y el liderazgo de Cunningham, lo que los convierte en un equipo peligroso para cualquier rival.
Para Boston, la temporada sigue su curso, pero esta derrota deja claro que todavía tienen aspectos por mejorar si quieren mantener su dominio en la Conferencia Este. Con los playoffs en el horizonte, ajustar su defensa y encontrar un equilibrio ofensivo serán claves para no sufrir más tropiezos como el vivido en Detroit.