Los 76ers de Philadelphia están en caída libre y su último partido fue una prueba clara de ello. En una noche para el olvido, el equipo de Nick Nurse sufrió una humillación en casa tras perder 142-110 contra los Bulls de Chicago, un rival que llegaba con seis derrotas seguidas y que ni siquiera es un contendiente al título.
Sin Joel Embiid, el equipo mostró su peor cara, con una defensa inexistente y una actitud que dejó muchas dudas sobre su capacidad de reacción. Con este resultado, los Sixers acumulan ocho derrotas consecutivas y se alejan cada vez más de los puestos de ‘play-in’.
Un Equipo Sin Alma Ni Respuestas
Desde el inicio del partido, los Sixers se vieron completamente superados. Chicago aprovechó cada error defensivo y, antes del descanso, ya había anotado 75 puntos, su mayor registro en una primera mitad esta temporada.
Paul George y Kelly Oubre Jr. intentaron mantener a Filadelfia en la pelea, pero sus esfuerzos fueron insuficientes ante un equipo visitante que jugaba con más intensidad y precisión.
El tercer cuarto fue una pesadilla para los locales. Los Bulls aplastaron a los Sixers con un parcial de 40-18, ampliando la diferencia a 39 puntos y dejando el partido sentenciado antes del último periodo.
La desconexión del equipo era total, y Nick Nurse decidió sentar a sus estrellas en el cuarto final. Sin resistencia por parte de Filadelfia, Chicago llegó a liderar por 50 puntos, una cifra que dejó a la afición en estado de shock.
Sin Embiid, Sin Identidad Y Un Chicago Que Aprovechó la Debacle
La ausencia de Joel Embiid ha sido un golpe devastador para los Sixers. El pívot estrella sigue sin jugar debido a problemas en la rodilla izquierda y se especula con la posibilidad de que pase por el quirófano.
Su baja ha dejado al equipo sin su principal referencia en ataque y sin un líder en defensa. Sin él, la pintura de Filadelfia ha sido un desastre, permitiendo puntos fáciles y sin capacidad de respuesta ante jugadores rivales más físicos.
Tyrese Maxey, quien debía asumir un papel más protagónico, tuvo una noche discreta con apenas 13 puntos y un bajo porcentaje de acierto en sus tiros. Paul George, fichado para darle al equipo una nueva dimensión ofensiva, tampoco pudo hacer mucho con solo 19 puntos. La falta de cohesión y liderazgo en la cancha quedó más que evidente.
Los Bulls no desaprovecharon la oportunidad de castigar a un equipo en crisis. Josh Giddey tuvo una actuación dominante con 25 puntos, 16 rebotes y seis asistencias, mientras que Kevin Huerter brilló desde el perímetro con 23 puntos y siete triples. En total, seis jugadores de Chicago terminaron con doble dígito en anotación, reflejando el dominio absoluto del equipo sobre unos Sixers sin rumbo.
El equipo de Billy Donovan, que llegaba con una racha negativa, jugó con determinación y agresividad. Desde el primer minuto impuso el ritmo del partido y, ante la falta de resistencia de Filadelfia, convirtió el encuentro en un entrenamiento. La ventaja fue tal que en el último cuarto los Bulls bajaron la intensidad para evitar una humillación aún mayor.
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Un Futuro Cada Vez Más Incierto
Con esta derrota, los Sixers caen al duodécimo puesto de la Conferencia Este con un preocupante récord de 20-37. La temporada comenzó con expectativas de campeonato, pero ahora el equipo ni siquiera está en zona de ‘play-in’. La crisis de resultados, sumada a la incertidumbre sobre el estado físico de Embiid, deja al equipo en una situación crítica con pocas señales de recuperación.
Nick Nurse, tras el partido, reconoció la falta de actitud del equipo y pidió una reacción inmediata. Sin embargo, las palabras deben traducirse en hechos, ya que los Sixers han mostrado una versión apática y sin identidad en los últimos juegos. Con partidos complicados por delante contra equipos como los Knicks de New York y los Warriors de Golden State, el panorama no parece mejorar en el corto plazo.
Filadelfia ha tocado fondo y, si no encuentran una solución pronto, la temporada que comenzó con sueños de campeonato podría terminar siendo un fracaso absoluto.
